martes, 24 de febrero de 2009

Lachrimæ: siete melancolías de Dowland


John Dowland. De formación musical incierta. Famoso en vida, apreciado y rechazado; se convierte al catolicismo en su juventud, fe de la que luego renegará; músico virtuoso, de personalidad compleja; frustrado, melancólico y seguramente depresivo; consumado tañedor de laúd, sin lugar dudas. Nos lega siete lágrimas instrumentales, perlas en forma de pavana, posible descripción de su personalidad. John Dowland. El más importante compositor inglés de su generación. Nace en 1563 y muere en 1626.



Acaso producto de las persecuciones político-religiosas sufridas en Italia; tal vez ante imposibilidad de reunirse con el gran Luca Marenzio, a quien tanto admiraba; quizá debido a los reiterados y fallidos intentos para ocupar una plaza como músico en la corte de Isabel I; ¿quién sabe?, el hecho es que Dowland se ve inserto en un panorama cada vez menos alentador para un músico que conocía sus cotas y que era profundamente admirado, no solo en Inglaterra. Y si hay una palabra que define la constate anímica de nuestro laudista, esa es melancolía. Y esa tremenda melancolía se ve finalmente plasmada en 1604, año en que personalmente supervisa la edición su Lachrimæ, or seven teares, a cinco partes, para laúd y violas o violines, escrita entre Dinamarca e Inglaterra, publicada por John Windet en Londres y dedicada a la nueva Reina de Inglaterra, Anna, esposa de Jacobo I y hermana del Rey Cristián IV de Dinamarca, monarca para quien Dowland prestaba servicios.





La edición

Lachrimæ, or seven teares plantea más de una novedad para la música impresa destinada al consort de cuerdas frotadas. La publicación incluye una parte para el laúd en la notación típica para la cuerda pulsada, la tablatura, y además y en el mismo contexto instrumental, es la primera y única colección que utilizó una curiosa presentación de las partes, contenidas todas en el mismo folio, pero perimetralmente.







La música

Lachrimæ presenta al inicio una suerte de suite conformada por siete pavanas: seis variaciones sobre la primera de ellas, Lachrimæ Antiquæ, y al igual que el modelo, las restantes llevan descriptivos títulos en latín: Lachrimæ Antiquæ Novæ, Lachrimæ Gementes, Lachrimæ Tristes, Lachrimæ Coactæ, Lachrimæ Amantis y Lachrimæ Veræ.




Además de la serie de siete pavanas apasionadas, como se lee en la portada, la colección se completa con otras tantas pauans, galiards, and almands. En total suman 21 piezas. En la mayoría de los casos, estas diversas danzas corresponden a arreglos de creaciones que previamente fueron planteadas para el laúd solo, las que a su vez dieron origen a piezas para el laúd como acompañamiento de la voz: “Can she excuse my wrongs?” del primer libro de canciones (1597) ahora lleva por título “The Earle of Essex Galiard”; en “Captaine Piper his Galiard", se reconoce a “If my complaints”, otro ayre del mismo primer libro, y la principal pieza de esta nueva colección, la pavana “Lachrimæ antiquæ”, también tuvo vida primero en un tablatura para luego formar parte del Second booke of Songs or Ayres (1600), la famosa “Flow, my tears”.

Si el inicial conjunto de pavanas sugiere diversos estados anímicos, eventualmente del autor, es otra danza, otra pavana, sosegada y solemne, que da espacio a los suspiros largos, a la frase profunda y dolida, la que fija y materializa en sonidos el mejor retrato del melancólico Dowland. La llamó “Semper Dowland semper Dolens”.





Orfeo




John Dowland
Lachrimæ (1604)

Fretwork

Wendy Gillespie, Richard Campbell,
Julia Hodgson, William Hunt,
Richard Boothby, viols

Christopher Wilson, lute

Virgin, 1993

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