martes, 17 de febrero de 2009

De las Cameratas y la Seconda Prattica: Giulio Caccini y L’Euridice


Florencia, cuna del renacimiento y de las artes visuales, fue el lugar propicio para que se conjugaran toda suerte de factores determinantes para que la música respirara nuevos aires: renace la monodia, ahora acompañada; surge el recitativo, el bajo continuo y posteriormente el cifrado de éste; se atiende a los affetti. Estamos ante el origen del drama musical.



De la Prima Prattica y la Seconda Prattica

Corresponden éstas a las denominaciones aplicadas para diferenciar a la antigua práctica musical renacentista, la polifónica, frente al nuevo estilo que nace a fines del s. XVI, la monodia acompañada. La seconda prattica, a diferencia de la anterior, tiene como objetivo lograr la representación musical del texto, prestando la debida atención a un conjunto de sentimientos denominados affetti. Ahora la música busca despertar las emociones más intensas, expresar sentimientos extremos y cambiantes: de un violento dolor a una alegría plena.


De las cameratas

Primero la Camerata Fiorentina, encabezada por el conde Giovanni de’ Bardi y que contó entre sus filas con Vincenzo Galilei y Giulio Caccini, y luego la Camerata Corsi, que reunió bajo el patrocinio del noble Jacopo Corsi al poeta Ottavio Rinuccini y los músicos Emilio de' Cavalieri y Jacopo Peri, son quienes dirigen en las últimas décadas del s. XVI los debates sobre la contingencia musical. Frente al recargado y exuberante contrapunto de la prima prattica, ellos postulan que la única solución para lograr un giro en la música es mirar al pasado y tomar a la cultura clásica como modelo a seguir. Las cameratas intentarán dar nueva vida a la antigua tragedia griega que, se pensaba, era cantada y acompañada instrumentalmente.

Como resultado de estas discusiones teóricas y ante la necesidad de contar con un lenguaje musical más rico que el utilizado hasta entonces y que fuera capaz de representar adecuadamente los sentimientos, se consolida el stile rappresentativo, cuyos dos principales vehículos musicales son el recitativo, declamación libre de naturaleza retórica, y el basso continuo, acompañamiento instrumental que otorga un soporte armónico a la línea de canto.

Frente a este nuevo panorama y con la presencia de estos “nuevos” elementos musicales, solamente faltaba que el ingenio e inspiración de los músicos de las cameratas se coordinasen bajo un objetivo común: los primeros intentos del teatro musical.




Nace el dramma in musica

Vincenzo Galilei, tañedor de laúd y padre de famoso astrónomo, en su Dialogo della musica antica et della moderna (1581) propone renunciar al contrapunto, que en nada beneficia al entendimiento de los poemas, y retomar la melodía, para reencontrar así a la simplicidad de la palabra. Junto a los miembros de la Camerata Fiorentina, centra sus motivaciones en el estudio de los antiguos textos griegos y en los pocos ejemplos de literatura musical conservados.

La Camerata toma a Orfeo como figura representativa de sus ideas: el canto monódico es el verdadero y más adecuado medio a través del cual los poemas pueden ser correctamente expuestos y representados. Galilei afirma que la finalidad del canto es cautivar al oyente con el contenido del texto y a modo de ejemplo compone dos lamentos, el del conde Ugolino y el de Jeremías. En ambos casos no se conserva la música.

Varios años después y en el marco de la pastoral, Peri presenta su "Dafne" (1598) sobre un poema de Ottavio Rinuccini escrito cuatro años antes y considerado el primer "libreto" de la historia. Sólo se conservan algunos extractos musicales.

Será entonces Caccini autor del que hoy se reconoce como el primer dramma in musica conservado: L’Euridice, Composta in Musica in stile rappresentativo. Si bien Caccini se le adelantó unos meses a Peri en la publicación, es la versión de Peri la primera en ser representada, en Octubre de 1600, mas publicada en Febrero de 1601. Caccini publica su creación, basada en el mismo texto (Rinuccini), el 20 de Diciembre de 1600, pero se representa recién el 5 de Diciembre de 1602, también en el Palazzo Pitti.

“L’Euridice”, fabula musical que sigue muy cerca el modelo de la tragedia clásica, estructurada en un prólogo y tres actos y con un obligado lieto fine, ya que era una composición destinada a ser representada en las bodas de Enrique IV con María de’ Medici, fue recientemente registrada por un nuevo conjunto vocal/instrumental, Scherzi Musicali, dirigido por Nicolas Achten.

Este joven músico belga nos ofrece una lectura fresca donde destaca una cuidada atención en el tratamiento de la prosodia, tanto en los recitativos y las breves “arias”. Los coros, cantados por un pequeño conjunto, son bellos y elocuentes tanto en la escritura como en la interpretación por parte de estas nuevas voces.




Es destacable el rol que desempeña Achten, ya que tiorba en mano, cual Peri o Caccini, encarna el papel de Orfeo de manera solvente. Euridice corre por cuenta de una delicada y cristalina Céline Vieslet. El resto de los varios personajes, Arcetro, Tirsi, Aminta, Dafne, Plutón, Caronte, Proserpina, La Tragedia, Venus, las ninfas y los pastores, se dividen entre las 5 voces del coro.




El conjunto instrumental, otros 4 músicos más Achten, acompañan elegantemente y brindan diversos colores para las diferentes escenas: tiorbas, un laúd atiorbado, un arpa triple, una guitarra, un clave con cuerdas metálicas y otro con cuerdas de tripa, un lirone y un bajo de viola.

Un gran y auspicioso primer trabajo!


Saludos,

Orfeo






L’Euridice

Scherzi Musicali

Nicolas Achten, Orfeo
Celine Vieslet, Euridice
Magid El-Bushra, Tragedia, Dafne
Marie de Roy, Ninfa, Venere
Laurence Renson, Ninfa, Proserpina
Reinoud Van Mechelen, Arcetro, Caronte
Olivier Berten, Tirsi, Aminta, Plutone

Sarah Ridy, harpe triple
Eriko Semba, basse de viole, lirone
Simon Linné, luth, théorbe, guitare
Francesco Corti, clavecin, orgue

NICOLAS ACHTEN, théorbe et direction

Ricercar, 2008


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