viernes, 21 de mayo de 2010

Mi discoteca personal: Ana de la Robla


Historiadora y filóloga. Poeta. Ana de la Robla es autora de una decena de libros académicos relativos a la Historia y la Literatura. Ha publicado también una treintena de trabajos en revistas científicas especializadas y varias traducciones de epigrafía y retórica latinas. Ha impartido conferencias y lecturas en diversas universidades e instituciones culturales españolas y extranjeras (Institutos Cervantes de Munich y Londres, CONAC de Caracas, Universidades de Munich, Eichtätt, Maracay…). Colabora regularmente en diversos medios de prensa realizando crítica literaria, musical y de artes plásticas. Dirige en Santander la Revista de Cultura QVORVM y mantiene en la web dos bitácoras de tema cultural y literario: Hablemos de Victorias y El Pozo y el Péndulo. Ha sido Asesora Cultural en la Universidad de Cádiz. En la actualidad es así mismo Directora del Aula de Letras de la Universidad de Cantabria, desde donde lleva a cabo la programación cultural de esta institución. Como poeta, ha publicado los libros La última palabra (2009), Acción de gracias (2006), Naturaleza muerta (2000), La sombra sostenida (1997) y Reloj de agua (1995). Entre tanta actividad y con la gentileza que la caracteriza, Ana se da el tiempo y responde a mis inquietudes…


Cuéntame acerca de tu discoteca personal, ¿cómo ordenas tus discos?
Procuro llevar un orden alfabético por autores, y dentro de autores, por obras. En los casos –tan frecuentes- en que un disco reúne obras de compositores diversos, recurro a clasificarlos por sellos, y dentro de los sellos por cronología, cuando ello es posible. Tengo buena memoria para la imagen; una vez que he visto un disco, ya no olvido su portada ni su sello de edición.

¿Dónde compras música y en qué cantidad sueles adquirirlos?
La mayor parte de la música que compro la adquiero por Internet, es el único modo de conseguir todo lo que quiero, y además no es infrecuente encontrarlo más barato que en tiendas no virtuales; soy asidua en particular de MDT y JPC, además de Amazon en cualquiera de sus modalidades (América-Europa, vendedores particulares). De todos modos, cuando viajo a ciudades grandes y/o con buenas tiendas de música, siempre entro y compro. Hay un par de lugares, no obstante, en los que consumo sistemáticamente de forma “presencial” porque me siento a gusto: Diverdi (Madrid) y Harmonia Mundi (Santander).

¿Cuánto es lo más que has pagado por un disco?
Nunca una cantidad reseñable. Procuro no pagar precios desorbitados por la música; me ocurre lo mismo con los libros. Hay discos agotados cuya rareza y hermosura los hace muy cotizados, pero procuro no caer en esas tentaciones. La experiencia me dice que la mayor parte de esos discos más tarde o más temprano se ponen en tu camino a un coste razonable. Hace días, lo cuento como anécdota, buscando los corales Schübler de Bach para regalar a un amigo, me encontré con una versión (precisamente la que intentaba localizar, a cargo de Koopman) por la que pedían 280 dólares, que por supuesto no aboné. Puedo pagar por una grabación el doble y hasta el triple de lo que vale, pero no más. Eso sí, mi paciencia es inagotable a la hora de esperar por un disco y de perseverar en su búsqueda.

¿Cuál es la obra de la que tienes más versiones?
Probablemente de varias de Bach (la PSM, las suites para cello o las Goldberg); también “colecciono” Sonatas del Rosario de Biber. De estas que te cito, que yo recuerde, tengo más o menos unas diez de cada una, aunque tampoco sea este un número pasmoso. En todo caso, no padezco demasiada “versionitis”; al final, por varias versiones que poseas de una obra, acabas por escuchar siempre las dos o –como máximo- tres que prefieres.

¿Cuál es el disco que más has escuchado?
No sabría decirlo a ciencia cierta, pero seguro que alguno de Bach, a quien escucho prácticamente a diario.

¿A qué hora escuchas música?
Cualquier hora es buena para mí, pero dedico más tiempo por la noche en los días de diario; si es jornada de descanso, el reproductor funciona ya desde la mañana.

¿Qué recomendarías escuchar a primera hora del día y antes de dormir?
A primera hora del día hay que revitalizarse y mineralizarse. Te pones los conciertos de La Stravaganza de Vivaldi (con Rachel Podger), los Concerti Dresden de Heinichen (MAK) o una sesión de barroco francés por Minkowski y ya puede decirte cualquier energúmeno lo que sea. Por la noche prefiero algo más pausado: unas sonatas de Buxtehude (Montanari), el laúd de Weiss (Barto), el cello de Bach (Bylsma o la segunda de Ter Linden), algo de Marini (Palladian Ensemble o Romanesca)…

¿Cuál fue el último disco que te compraste y qué escuchas por estos días?
Lo último que me ha llegado es un disco llamado The mistery of Sign. Mouthon, por Ars Antiqua Austria y Gunar Letzbor; una singular grabación de diez conciertos para cinco instrumentos que me tiene realmente embobada.

¿Un sello discográfico?
Como amante de la música antigua y barroca, eso es muy difícil de decir en estos tiempos en que están surgiendo sellos magníficos: Zigzag tiene un catálogo excelente con algunas versiones que han pasado ya a ser de inexcusable referencia (Biber, Matteis, Vivaldi, Westhoff…), Raumklang está haciendo cosas muy rigurosas y bien elaboradas… Pero no se puede dejar de citar Naïve, la impecable Alpha, Atma, Harmonia Mundi… Es imposible quedarse sólo con uno.

Un director, una orquesta, un instrumentista y un cantante...
Te has propuesto formularme preguntas difíciles… Sin acotar tiempos (quiero decir, vivos o no, jóvenes o menos…) es difícil contestar. Como director y orquesta, y haciendo una terrible injusticia de omisiones múltiples, elegiré a William Christie con Les Arts Florissants, pues mucho es lo que han hecho por que la música antigua se entienda como debe entenderse y por insuflarle un hálito maravillosamente delicado y expresivo. Instrumentistas… Reinhard Goebel al violín por mencionar un monstruo (al frente de los MAK fue el más grande, y mira que ahora hay violinistas de quitarse el sombrero), Pierre Hantaï (que es ya un clásico al clave) o Hopkinson Smith en el laúd por su humanidad y sabiduría extraordinarias. Como cantantes mencionaría a Lynne Dawson o Carolyn Sampson, que tienen una elegancia difícilmente superable, o a Andreas Scholl, por el que siento una especial querencia (y también por romper una lanza a favor de los contratenores, a los que se olvida con demasiada frecuencia).

Y para tu isla desierta, ¿cuántos discos te llevas y cuáles?
Otra pregunta casi incontestable… Te diría más bien un pequeño puñado de autores: Monteverdi, Bach, Haendel, Biber, Weiss, Marais, Purcell, Telemann. Con dos o tres discos de cada uno de ellos (por si en la isla no hay demasiado sitio) ya se tiene para unos cuantos años…


4 comentarios:

  1. Hola:

    Realmente intersantísimo este nuevo cuestionario, amigo.
    Y qué grande es Ana. Qué bien comunica, escribe y describe. Un placer poder compartir su amistad.

    Muchas de sus respuestas yo podría haberlas firmado, con algunos matices, sin duda.

    Un abrazo.

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  2. Mi estimado!

    Pues quizá también participes tú, en una de esas... ;-)

    un abrazo!

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  3. Qué bueno tener tan estupendos amigos... Un beso para ambos.

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  4. Exquisita, delicada, rezuma buen gusto musical por cada uno de sus poros.

    Mi selección hubiera sido muy similar.

    Gregorio

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