Ideas breves
Algunos musicólogos se inclinan por Helsingborg, Skåne, sur de Suecia. Otros aseguran que ocurrió en Bad Oldesloe, en el Estado de Schleswig-Holstein, Alemania. Lo cierto es que aún no hay consenso para fijar en cuál de las dos por entonces ciudades dominadas por la corona danesa y en torno al año 1637 nace Diderik Buxtehude.
De acuerdo a la costumbre de la época, Diderik adquiere su primera instrucción musical en su entorno familiar, específicamente de Hans Jensen Buxtehude, su padre, que era músico. Luego, y con veinte años, asume sus primeras funciones como organista, primero para la Marienkirche de Helsingborg y después para la iglesia de Helsingør. Y en 1668 es elegido en el mismo cargo para la Marienkirche de Lübeck, ciudad donde sucede en el puesto al maestro Franz Tunder, que había muerto el año anterior.
Llamado ahora Dietrich, de acuerdo a la germanización de su nombre, Buxtehude hace algunos significativos cambios en las tradiciones musicales y establece para la Marienkirche de Lübeck una serie de conciertos denominados Abendmusiken, célebres eventos a realizarse los domingos de adviento y que suscitaron un inmenso interés no sólo local, pues hasta participaban algunos músicos venidos de Hamburgo.
Distinguido en vida, Buxtuhude representó lo más alto de la tradición organística de la Alemania septentrional y ejerció una influencia decisiva en la siguiente generación de compositores, particularmente sobre el joven Johann Sebastian Bach, quién en 1705 emprende un kilométrico viaje a pie a la ciudad de Lübeck para profundizar sus conocimientos musicales y apreciar de cerca el arte del viejo maestro. Famosa es la anécdota de las cuatro semanas que Bach había solicitado como permiso para ausentarse de su primer puesto de trabajo, como organista de la ciudad de Arnstadt, en la región de Turingia, licencia que se extendió unilateralmente por… ¡cuatro meses! Y grande debió ser la fama de Buxtehude, ya que antes había recibido la visita de Johnnes Pachelbel y luego del mismo Georg Friedrich Händel junto a su multifacético amigo Johannes Mattheson, en 1703.
Buxtehude rondaba los 70 años y cumplía así una prolongada labor de casi cuatro décadas en la Marienkirche. Urgía encontrar un sucesor. Finalmente se designa a Johann Christian Schieferdecker, quién, en algo normal para la época y tal como lo hiciera Buxtehude con la hija menor de Tunder, se casó con la heredera del célebre organista, algunos meses después de la muerte de éste, acaecía en mayo de 1707.
El legado musical
Buxtehude escribió una variada obra musical que se puede clasificar en un poco más de cien cantatas sacras con diversas estructuras; otra veintena de composiciones vocales divididas en obras litúrgicas, para la celebración de las bodas de algunos distinguidos ciudadanos y música para otras festividades; casi noventa composiciones para el órgano, de carácter espontáneo; veinte suites de danzas para el clave, casi siempre formadas por la sucesión de allemande, courante, sarabande y gigue; otras seis composiciones para el clave basadas en variaciones sobre un tema, y, finalmente, veinticuatro sonatas para cuerdas.
Para una primera y por qué no definitiva aproximación a estas sonatas, absolutamente recomendables son tres discos originalmente editados por Dacapo y reeditados luego por Naxos. Los dos primeros volúmenes de la serie Complete Chamber Music están dedicados al Op. 1 y Op. 2, es decir, catorce sonatas para violín, viola da gamba y continuo. El tercer volumen incluye otras seis sonatas, pero para diversas combinaciones instrumentales: dos para un violín y viola da gamba; una para viola da gamba y violone, y tres para dos violines y viola da gamba, todas siempre con basso continuo. Corrijo, más que recomendables, discos obligatorios.
Dietrich Buxtehude (c.1637-1707)
Six Sonatas
John Holloway, violín
Ursula Weiss, violín
Jaap ter Linden, viola da gamba
Mogens Rasmussen, viola da gamba
Lars Ulrik Mortensen, clave
Naxos, 2008 [52’35’’]
No hay comentarios:
Publicar un comentario